LA AMISTAD FIEL
Me
desperté en mitad
de la noche, fui
a su habitación, le toqué la frente y despertó. Abrió dulcemente los ojos
y me miró sonriendo; tenía fiebre, hizo un gesto para
que me acercase y me habló como si no quisiera que nadie la escuchara,
pidiéndome ayuda para incorporarse, puesto que necesitaba
ir al escusado.
Le ayudé a
ponerse de pie, acompañándola hasta el servicio,
mientras, le arreglaba la cama y
le mullía la almohada. Al acabar fui a por ella y la
encontré con un semblante angustioso,
parecía que hubiera llorado.
Sabía que si le preguntaba lo negaría, no soportaba que vieran sus
debilidades. Su pelo caía sobre sus hombros, era una mujer muy coqueta y
tozuda; en su cabeza no existía la frase “”no puedo””, era impensable
que esas palabras
saliesen de su boca. Se incorporó
despacio manteniéndose de pie durante unos instantes, después se desplomó cayendo al
suelo como un
saco sin que
pudiera sostenerla, me
aterroricé. Intenté levantarla
pero me fue
imposible puesto que era demasiado
peso para mi. LLamé inmediatamente a
una ambulancia. No
quise apartarme de
su lado y fui con ella al hospital. Ahora puedo decir que se está recuperando despacio pero con mucha
ilusión. Sabe que su tozudez
le podía haber costado caro,
ahora sabe que el cuerpo tiene un límite y que
cuando avisa hay que hacerle caso.
Nuestra amistad crece más robusta si cabe, dándonos cuenta que no podemos estar la una
sin la otra y con la mirada puesta en el
viaje a nuestro
pequeño reino. Mientras estos pensamientos
divagan por mi cabeza, mi mano se entrelaza con
la suya. Conversamos y
hacemos planes sobre la
vuelta a casa; plantaremos geranios para
iluminar nuestras ventanas,
arreglaremos el jardín. Poco después tuve
que salir a hacer unas gestiones. Cuando regresé me
encontré a mi amiga sentada en el
sofá con la bata puesta y
las zapatillas que le regalé
en actitud relajada, mientras sus
manos descansaban sobre su
regazo. La vi radiante, expresiva, hacía mucho tiempo que no la veía así, abrí la ventana para
que entrara el aire, y me pregunte a mi
misma si sería porque
ya es primavera.
El pequeño vaporista
De mica en mica aniràs omplint la carpeta de somnis, il·lusions, esperançes, experiències... i tot allò que ens ajuda a ser feliços. Ho compartim?
ResponderEliminarPor aquí paso dando una vuelta eyendo tus escritos, la verdad que no tienes desperdicio.
ResponderEliminarSALUDITOS