LA MORALIDAD INMORAL
Al finalizar los
estudios tuvimos que ponernos a trabajar como todo hijo de vecino, algunos de
carpinteros, otros de mecánicos, fontaneros, electricista y albañiles, entre
otras actividades. Todos compartíamos diversos aspectos como era la juventud,
la inexperiencia y, como no, las ganas de comernos el mundo. Todos queríamos
tener un oficio, para que en el día de mañana nuestros hijos tuvieran un
esperanzador futuro, mejor que el que nos había tocado vivir a nosotros.
Las empresas nos
formaron en el mejor de los casos y sacaron de nosotros el potencial que
llevábamos dentro; a su vez, ellas
fueron creciendo en tamaño y en capital llegando a conseguir una sociedad más equitativa y justa. Fueron años de bonanza
económica, la gente podía disfrutar de unas vacaciones mientras la renta per
cápita subía, apareciendo un nuevo protagonista de la sociedad, la clase media.
Todos teníamos derechos hasta que apareció la codicia y la envidia, donde
enriquecerse se ponía de moda sin preocuparse del daño que ocasionaba. Los
personajes que movían estos hilos en la sociedad daban a entender que el fin
justificaba los medios, el todo vale. Los bancos daban lo que no tenían y
prometían lo que no podían afrontar, nadie controlaba nada y llegó lo inevitable.
Llegó el momento de cerrar fábricas, no poder acabar las obras, destrucción de
puestos de trabajo, recortes en todo lo inimaginable, todos los recursos del
bienestar social eliminados, la enseñanza volvía a niveles de la edad de
piedra, los políticos no tenían ningún pudor en corromperse, los banqueros
sumaban más y más botín para blanquearlo en paraísos fiscales. El gobierno,
juntamente con las instituciones bancarias y políticas se mostraba ante el
mundo con una imagen negativa. Europa y otros continentes se reían al ver como estos
se enriquecían a base de cohechos y malversaciones de bienes públicos. Nadie
movía ficha para frenar estas acciones, sino todo lo contrario, personajes de
esta calaña eran colocados en puestos del gobierno para que siguieran robando y
manipulando el valor de las cosas en
provecho de sus bolsillos y partidos. Es desolador ver como estos políticos se
consideran patriotas y nos dan clases de moral, mientras el pueblo esta
retrocediendo a la miseria, la esclavitud y analfabetismo con el consabido mal
social de décadas anteriores. Me pregunto si la humanidad
aprenderá la lección alguna vez y podremos ser capaces de dar a cada uno lo
suyo.
El
Vaporista