ADIÓS AL VAPOR
Soy una Mikado número de serie 141
F relación de ejes 2-3-1. Esta vaporosa
no cree que allá dado todo
el vapor que sus calderas podían fabricar, pero ha llegado el momento
de dar paso a nuevas generaciones de máquinas, más modernas y potentes. Siento
nostalgia de tiempos pasados cuando el penacho de humo al viento llenaba
grandes extensiones del cielo y la carbonilla saliendo por mi chimenea;
se nos miraba como grandes máquinas
que movían largos convoyes de vagones, ya
fueran mercancías o pasajeros, poco a poco fuimos llegando a
todos los puntos de nuestra geografía, llevando el progreso por doquier.
Se acostumbraron a
nuestro característico sonido, y a los penachos de vapor o de humo, fuimos
creciendo al mismo tiempo que la demanda de trenes, se
nos veía constantemente por cualquier rincón del país,
llevando o trayendo ya fuera mercancías como personas.
Pero los nuevos tiempos exigían más
potencias para llevar más mercancías, o simplemente más
rapidez; en ese momento se nos empezó a ver en dobles, triples
tracciones en según que sitios o bien porque las rampas de los
puertos eran muy pronunciadas, o por dar más velocidad al servicio. Pero
los nuevos cambios no fueron suficientes para cumplir la demanda y poco a poco
otras máquinas cogieron el protagonismo en las vías, dejándonos en un segundo
plano.
Tristemente hemos quedado obsoletas unas
en algún museo al aire libre sufriendo las inclemencias del
tiempo; otras han pasado por el soplete y se han convertido en chatarra y
un mínimo número hemos tenido la suerte de ser reparadas y
restauradas. De tal forma que hemos teniendo el privilegio de poder
lucirnos en algún tren especial o
bien expuestas en algún museo.
Siento en mis viejos mecanismos la tristeza de
aquellos felices tiempos, no tan lejanos cuando éramos importantes y todo el
mundo nos esperaba en las estaciones, los niños abrían sus ojos mitad
asombrados mitad asustados y se arremolinaban en torno a nuestros vagones
porque les traíamos a sus seres queridos o se iban de vacaciones,
cuantos resoplidos hemos dado a lo largo de nuestra dilatada vida, cuantos
recuerdos, cuantos kilómetros recorridos, cuantos sufrimientos,
cuantas inclemencias, etc.
Hoy me van a apagar definitivamente, me siento orgullosa de mi
trayectoria, de haber dado a este país un futuro, solo pido quedar
como historia para que las generaciones futuras sepan que la máquina de vapor
fue la primera revolución industrial que marco las pautas del
mundo actual.
Mis fuerzas me abandonan, mi vapor se acaba, la historia me
juzgará.
Un
nostálgico del vapor.
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